El Pequeño Príncipe es un libro singular, una obra muy humana desde su propia concepción, aún antes de llevarla al papel, pues es una historia cargada de una exquisita sensibilidad, dedicada a Lean Wearth, un amigo judío de Saint-Exúpery que se encontraba en un campo de concentración, una persona mayor que puede comprenderlo todo, hasta los libros para niños.
"El sacrificio forma hombres que serán dueños del mundo porque son dueños de sí mismos."
Lo leí en un día y disfruté uno a uno todos sus pasajes. Un lenguaje sencillo pero con un don: la capacidad de trasmisión de ideas. Para Saint-Exúpery le petit prince representa su amigo LW, un amigo que conoce en una circunstancia inesperada, para ser más específico, en un aprieto. Ese amigo, que llega a convertirse en el mejor, le enseñó muchas cosas, compartieron una filosofía, y llegó a ser alguien muy importante en su vida (viene siendo el roce diario con el principito y las historias del mismo sobre sus viajes por diferentes planetas, donde conocerá distintas clases de personas). Pero existe una causa externa, ajena a ambos, que los obliga a separarse, se trata de la muerte (causa inevitable del fascismo para los judíos), el supuesto regreso del principito a su planeta. La circunstancia da pie al diálogo siguiente:
-Las gentes tienen estrellas que no son las mismas. Para unos, que viajan, las estrellas son guías. Para otros no son más que pequeñas luces. Para otros, que son sabios, son problemas. Para mi hombre de negocios, eran oro. Pero todas esas estrellas callan. Tú tendrás estrellas como nadie las ha tenido...
-¿Qué quieres decir?
-Cuando mires el cielo de noche, como yo habitaré en una de ellas, como reiré en una de ellas, te parecerá como si todas las estrellas rieran. ¡Tú, tú tendrás esas estrellas que saben reír!
Vuelve el recurrente tema de las estrellas, es como en El Rey León dijera algún personaje: Los grandes reyes del pasado nos vigilan desde allí. Aquí se trata de dos amigos, uno está en el inminente camino de la muerte, pero siempre estará junto al otro, siguiendo sus pasos desde las estrellas, es muy simbólico. Luego está la frase:
"Y me gusta por la noche escuchar las estrellas. Son como quinientos millones de cascabeles."
Amistad constante más allá de la muerte, parafraseando el cuento de García Márquez. La muerte aún no es un hecho, queda la duda, el dilema sobre si la oveja se comió la flor. La flor no es más que la vida, a lo largo de qué gira la historia del principito, pues de la flor, ahí está, esta es su vida...
"... nada en el universo sigue siendo igual si en algún lugar, no se sabe dónde, una oveja que no conocemos se ha comido una rosa...
¡Y ninguna persona mayor comprenderá jamás que esto tiene tanta importancia!"
En esta frase casi final, persona mayor toma otra connotación, ahora significa nazis y sus seguidores, pero además implica a aquellos que ante la injusticia, mantienen su boca cerrada. Es conveniente fijarse, la última ilustración es el último paisaje de la penúltima, con la grandísima diferencia que ya no contempla el cuerpo de su amigo, su amigo no está, y quiere hacérnoslo evidente, todo es igual, sólo que su amigo ya no está.
"Este es, para mí, el más bello y el más triste de los paisajes del mundo [...] Es aquí donde el pequeño príncipe apareció sobre la Tierra, y luego desapareció.
Miren atentamente este paisaje, a fin de estar seguros de reconocerlo si viajan un día por África, por el desierto. Y si aciertan a pasar por allí, les suplico que no se apresuren, que esperen un momento exactamente debajo de la estrella. Si entonces un niño llega hasta ustedes, si ríe, si tiene cabellos de oro, si no responde cuando se lo interroga, adivinarán quién es. ¡Sean amables entonces! No me dejen tan triste: escríbanme pronto que el ha regresado..."
¿Por qué "el más bello y..." (frase subrayada)? Sencillamente es el hogar de la amistad, representa su amigo.
Estamos ante un libro donde los dibujos se hacen imprescindibles.
"Las personas mayores aman las cifras... Si ustedes dicen a las personas mayores: He visto una bella casa de ladrillos rojos, con geranios en las ventanas y palomas en el techo, no llegarán a imaginarse la casa. Habrá que decirles: He visto una casa de cien mil francos. Entonces exclamarán: ¡Qué belleza!"
"Es triste olvidar a un amigo. Todo el mundo no tiene un amigo."
"Cuando uno está muy triste quiere ver las puestas de sol."
"Si uno ama una flor de la cual no existe otro ejemplar en millones y millones de estrellas, es suficiente para ser feliz, sólo mirarla."
"Debí haberla juzgado por sus actos [perfumaba, iluminaba] y no por sus palabras."
"Es preciso que soporte dos o tres orugas si quiero conocer las mariposas."
La flor
"Es necesario exigir a cada uno lo que cada uno puede dar [...] La autoridad reposa, ante todo, sobre la razón."
El rey
"Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar a los demás. Si logras juzgarte bien a ti mismo, es porque eres un verdadero sabio."
"Los vanidosos no oyen sino las alabanzas."
"Yo... poseo una flor que riego todos los días. Poseo tres volcanes que deshollino todas las semanas. También desollino uno que está extinguido... Es útil para mis volcanes y es útil para mi flor que yo las posea. Pero tú no eres útil a las estrellas."
Al hombre de negocios.
"Es el único que no me parece ridículo. Es tal vez, porque se ocupa de cosas ajenas a sí mismo... Éste es el único que podría ser mi amigo."
Respecto al farolero
"¡La Tierra no es un planeta cualquiera! Tiene 111 reyes, 7 mil geógrafos, 900 mil hombres de negocios, 7 millones y medio de borrachos, 311 millones de vanidosos, es decir, cerca de mil millones de personas mayores."
"Ustedes son bellas, pero están vacías [...] No se puede morir por ustedes."
A las rosas del rosal
"No se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible para los ojos."
La zorra.
"Es bueno haber tenido un amigo aun cuando uno va a morir."
"Lo que embellece el desierto... es que esconde un pozo en cualquier parte."
"Si uno se deja domesticar, corre el riesgo de llorar un poco."
La zorra.
Es curioso, el pequeño príncipe, un pequeño libro, me ha dado más que escribir que muchos libros gordísimos. La clave está en cómo está usado el espacio.
Héctor Javier Pijeira hjpijeira@yahoo.com